Logia lefebvriana a «católicos perplejos»: «a pesar de sus herejías y escándalos entraríamos» a la Vaticueva

Ezequiel Rubio en procesión hasta el interior de la Capilla del Priorato San Pío X de la ciudad de Buenos Aires.

Desde su sitio lefebvriano (Vasquesconceta), el fariseo Hermindo el de la Banda Roja lanzó un calmante a la comunidad de «católicos perplejos», en el cual, además de atacar gratuitamente a quienes no se tapan los ojos y oídos ante la tragicomedia FSSPX-Vaticueva, ofrecen una habitación en un edificio a punto de colapsar espiritualmente, la Logia Vaticana.

Ninguna novedad sobre el desenlace del asunto. El Vaticano envuelto en sus embrollos más recientes, que trata de encubrir con hábiles movimientos como el Family 2012 en Milán, mientras algún nuevo escándalo estalla por aquí, allá o acullá, como el de la pornoreligiosa norteamericana Sister Farley y sus afirmaciones aberrantes. 

Los sedevacantistas en gran alboroto, temiendo que la Fraternidad San Pío X, a cuya sombra han vivido y crecido hasta donde pudieron en las últimas décadas, pueda desplazarse hacia otro lugar mediante un acuerdo que, de producirse, los dejaría a la intemperie, en la soledad de sus razonamientos vanos. Acompañados en su terror por algunos pusilánimes que, sin contarse entre sus adeptos, se dejan seducir por sus arengas y consignas siguiendo las voces tendenciosas e infames, siempre infames, de la Radio Cretinidad.

Ceremonia en base a la liturgia de Juan XXIII realizada por los lefebvrianos ante una discreta asistencia de «católicos perplejos» el pasado Domingo de Ramos en el Priorato de Buenos Aires…

En medio, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Su Superior General muy firme, pero a la vez muy humilde al reconocer las dificultades que subsisten para acceder a un pleno reconocimiento en el estatus canónico que El Vaticano ofrece. Su serenidad -esa que apreciamos en cada una de sus homilías, en cada una de sus entrevistas- debe ser la nuestra, confiados en la Divina Providencia. Como dice el P. Franz Schmidberger, se ha hecho lo que se debía, y el final está en manos de Dios.

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